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Estudiantes de escuela primaria – preadolescentes

Guía de Bienestar Digital para la Familia

Estudiantes de escuela primaria – preadolescentes (Edades 6-12)

Guíe la exploración teniendo en cuenta el equilibrio y la seguridad

ix School-aged kids crowding in to smile for the camera

A medida que los niños entran en la niñez media, su curiosidad crece y su mundo comienza a expandirse más allá del hogar y la familia. Durante esta etapa, la tecnología a menudo se convierte en una parte más importante de sus vidas, desde herramientas educativas en la escuela hasta juegos, aplicaciones e interacciones sociales en el hogar. Esta mayor exposición presenta una excelente oportunidad para ayudar a los niños a desarrollar hábitos responsables e intencionados con la tecnología. Establecer pautas familiares claras, como límites de tiempo en pantalla acordados o zonas libres de dispositivos, puede ofrecer estructura y, al mismo tiempo, fomentar el equilibrio entre las actividades digitales y en la vida real.

Este es también un momento en el que los niños comienzan a desarrollar independencia, por lo que es clave involucrarlos activamente en las conversaciones sobre el uso de la tecnología. Por ejemplo, pueden explorar aplicaciones o juegos educativos juntos, lo que les permite tomar decisiones productivas sin dejar de sentirse apoyados. Al mismo tiempo, la comunicación abierta sobre la seguridad en línea se vuelve cada vez más importante. Enseñar a los niños a reconocer contenido inapropiado, evitar compartir información personal en exceso y responder a situaciones incómodas les ayuda a navegar por el mundo digital con confianza.

Fomentar la creatividad y el pensamiento crítico es otra consideración importante en esta etapa. Ayude a su hijo a ver la tecnología como una herramienta para el aprendizaje y la autoexpresión, ya sea que esté programando, creando arte digital o trabajando en un proyecto escolar. Al mantenerse involucrado en sus actividades digitales, puede guiarlos hacia experiencias significativas y positivas, sentando las bases para buenos hábitos que les servirán hasta bien entrada la adolescencia.


Lo que dice la ciencia

Estudiantes de primaria (6-9)

A medida que comienzan sus años escolares, sus hijos se vuelven físicamente más fuertes, más independientes y mucho más conscientes de ellos mismos y de sus cuerpos.

Pueden poner a prueba los límites, romper reglas y probar nuevas identidades mientras buscan aceptación del grupo. Los amigos se vuelven cada vez más importantes para divertirse y para el desarrollo social.

Físicamente, los niños en la escuela primaria tienen períodos rápidos de cambio; típicamente hay una amplia variación en la estatura y el peso entre los niños de la misma edad. Con el comienzo de cambios físicos rápidos, los niños en la escuela primaria pueden comenzar a sentirse cohibidos, y algunas investigaciones sugieren que los ideales que presentan los medios pueden predecir una imagen corporal negativa y el desarrollo de problemas alimenticios.

Los niños en la escuela primaria necesitan al menos una hora de actividad física diaria, y el desarrollo de hábitos de alimentación saludable y ejercicio es particularmente importante. Según algunas investigaciones, pasar más de 1.5 horas viendo televisión puede ser un factor de riesgo para la obesidad, y los canales de YouTube populares entre los niños tienen más probabilidades de presentar comida menos nutritiva.

Los niños en la escuela primaria comienzan a desarrollar períodos de atención más maduros, con la capacidad de centrarse en una tarea única hasta por una hora a los 9 años. Pueden comenzar a tomar decisiones más complejas, reflexionar y resolver problemas, y contribuir de manera significativa a sus familias y grupos de compañeros. Los niños a esta edad comienzan a desarrollar la autorregulación y la conciencia de ellos mismos, entendiéndose ellos mismos en relación con los demás y manejando sus emociones.

A medida que se sienten más cómodos con el uso de los medios digitales y desarrollen su autorregulación e independencia, los niños pueden comenzar a usar los medios digitales de manera más productiva. La visualización interactiva y participativa junto con los padres y compañeros puede ofrecer oportunidades para construir relaciones y aprender.

Los medios digitales que son óptimos para el desarrollo pueden tener beneficios como un mejor rendimiento académico y el aumento de las competencias de lectura y escritura. Pero los medios digitales que apoyan el aspecto académico no son el único tipo de medios que pueden ofrecer beneficios para este grupo de edad. Jugar videojuegos es extremadamente popular, especialmente entre los niños, y jugar con amigos puede ayudar a desarrollar relaciones significativas. El juego puede incluso fomentar la resiliencia, por ejemplo, al practicar habilidades como lidiar con el fracaso.

Más del 90 % de los niños en la escuela primaria informan ver televisión con regularidad y vivir en una casa con acceso a teléfonos inteligentes. Al mismo tiempo, los padres y cuidadores informan estar preocupados de los efectos de los teléfonos inteligentes y otras tecnologías en sus hijos.

En general, la posesión de teléfonos móviles personales sigue siendo poco habitual en este grupo de edad. Sin embargo, a los nueve años, el 32 % de los niños tienen su propio teléfono. La conexión digital y la facilidad de contacto que aporta un teléfono inteligente pueden hacer que los padres y los niños se sientan más seguros. Pero en los grupos de compañeros, esa conexión constante también puede crear oportunidades para el ciberacoso, lo que puede tener como consecuencia efectos negativos en la salud mental.

En la escuela, los programas de dispositivos 1 a 1 son ahora extremadamente frecuentes, lo que exige responsabilidad no solo para recordar llevarlo a casa y a la escuela, sino también para estar conscientes del contenido que están consumiendo y cómo están usando el dispositivo tanto dentro como fuera de la escuela.

Aunque muchos niños en este grupo de edad aún no están usando redes sociales, y las restricciones de edad limitan el acceso a cuentas para niños en este grupo de edad, algunos niños en la escuela primaria usan sitios y aplicaciones de redes sociales. Según algunas investigaciones recientes, aquellos que comienzan a usar plataformas como Snapchat e Instagram antes de los diez años tienen más probabilidades de tener comportamientos digitales problemáticos que aquellos que comienzan como preadolescentes o adolescentes.

Los padres y cuidadores deben evaluar el tiempo que sus hijos pasan y el contenido que consumen en los medios, y cómo ese tiempo parece afectar su trabajo escolar, relaciones con amigos y familiares, y aspectos como la atención o la autoestima.

A medida que los niños se vuelven más independientes y aprenden a autorregularse, los padres pueden empezar a incluir a sus hijos en conversaciones sobre publicidad, interacciones sociales en línea y el uso responsable de los medios (consulte las prácticas recomendadas abajo como guía).

Al final de la escuela primaria, los niños pasarán a un período en el que muchos niños obtienen acceso rápidamente a espacios digitales conectados. Es por ello que los padres deben comunicar de manera apropiada para su desarrollo las oportunidades negativas y positivas que nos brindan las pantallas, de modo que estén preparados para hacer una transición sin problemas cuando se les den dispositivos personales como teléfonos inteligentes.

Uso ideal

Para los niños en la escuela primaria, las pantallas deben usarse con moderación, con un propósito, y en equilibrio con el tiempo dedicado a una variedad de actividades no relacionadas con las pantallas, como la actividad física.


Preadolescentes (10-12)

Alrededor de las edades de 10 a 12 años (también conocidos como los años “preadolescentes”), la pubertad ha comenzado para algunos, pero no para otros. Con el aumento de hormonas de la adolescencia temprana, los niños comienzan a tener cambios físicos notables y una mayor variabilidad en la estatura entre los niños de la misma edad. La mayoría de los niños se sienten extremadamente cohibidos.

A medida que sus cerebros se vuelven más capaces del pensamiento lógico y abstracto, a los niños de esta edad les gusta hacer tareas prácticas y resolver problemas. En Estados Unidos, los niños a menudo hacen la transición de la escuela primaria a la escuela media durante los años preadolescentes. Esta transición trae consigo nueva independencia, expectativas, apoyos y estructuras que pueden diferir notablemente de lo que los niños vivieron en la escuela primaria temprana. Dado que sus cerebros han madurado, los preadolescentes pueden hacer tareas escolares de un nivel más alto, mientras que al mismo tiempo dedican más energía al desarrollo de grupos de amigos y estructuras sociales. Ser percibido como popular y genial adquiere una gran importancia. Esto es crucial para los preadolescentes en contextos digitales también.

A esta edad, muchos niños empiezan a obtener su primer teléfono; en una de nuestras encuestas, encontramos que la edad promedio en la que los niños reciben su primer teléfono es de 10 años. A los 12 años, el 71 % de los niños tienen su propio teléfono inteligente.

Aunque a los niños de este grupo de edad técnicamente no se les permite usar plataformas de redes sociales, aun así es bastante frecuente: El 38 % de los preadolescentes (ampliado en la investigación para incluir a niños de 8 a 12 años) usan redes sociales, y el 18 % lo hace todos los días. Según algunas investigaciones, los preadolescentes que reciben menos “me gusta” en las redes sociales informan más emociones negativas, pero las relaciones positivas fuera de línea pueden ayudar a mitigar ese efecto.

Las relaciones sociales continúan aumentando en importancia a medida que el niño busca una mayor independencia, y a menudo predominan las amistades no románticas. Los videojuegos son medios populares para los preadolescentes, sobre todo los varones, para “pasar el rato” y pasar tiempo con sus amigos, jugando el juego mientras chatean simultáneamente en el juego o por medio de un chat de video. Los niños de esta edad pueden buscar vestirse, hablar y actuar como sus amigos cercanos o celebridades que admiran. A medida que los niños comienzan a forjar su propio camino e identidad en línea, pueden sentirse atraídos por los influencers que comparten sus intereses en plataformas como YouTube y otras aplicaciones de transmisión de videos que continúan siendo extremadamente populares en este grupo de edad. El marketing de productos como videojuegos, juguetes y comida a menudo está presente en los videos de los influencers que consumen los preadolescentes, y podría afectar sus preferencias dietéticas y de juguetes/juegos.

Mientras prueban los límites de su independencia, los preadolescentes necesitan límites y la seguridad de sus relaciones con sus padres y otros cuidadores. A esta edad, los niños pueden comenzar a usar los medios de manera más independiente, pero aún necesitan la orientación y supervisión de los adultos mientras obtienen sus propios dispositivos y cuentas, y aprenden a navegar en otros medios más sociales e interactivos. De hecho, muchos preadolescentes respaldan las reglas de los padres sobre el manejo del uso del teléfono inteligente.

Las familias deberían trabajar juntas para tomar decisiones sobre el uso de los medios digitales que estén en el mejor interés del equilibrio y bienestar de cada niño. Esto incluye establecer reglas claras sobre tener y usar teléfonos y dispositivos para todos los familiares (demostrando hábitos positivos como no usar teléfonos mientras comen juntos, por ejemplo) y tener conversaciones sobre la evaluación del contenido que consumen en videojuegos, en redes sociales y en videos en línea (consulte las prácticas recomendadas abajo como guía).

Uso ideal

Para los preadolescentes o “tweens”, continúe monitoreando y guiando el uso de pantallas y establezca expectativas y límites claros para prepararlos para la transición hacia un uso más independiente de los medios digitales cuando sean adolescentes.


Prácticas recomendadas para el bienestar digital

La escuela primaria y la preadolescencia son una época de creciente independencia, curiosidad y conexión. A medida que los niños comienzan a usar la tecnología con más frecuencia, para aprender, jugar y socializar, se benefician de recibir orientación para desarrollar hábitos sólidos y habilidades para tomar decisiones. Para apoyar a las familias durante esta etapa, el Digital Wellness Lab organiza recomendaciones en torno a las 5 M del bienestar digital: Ejemplificación (Model), Guía (Mentor), Supervisión (Monitor), Control (Mastery), e Intención (Meaning).

Cada palabra ofrece una forma diferente de interactuar con las experiencias digitales de su hijo. A continuación, encontrará consejos prácticos adaptados a niños de 6 a 12 años, diseñados para ayudarlos a usar la tecnología de manera saludable, reflexiva y apropiada para el desarrollo.

Las acciones cotidianas que usted demuestra tienen más peso que las reglas. Su hijo presta mucha atención a cómo usted usa la tecnología, así como a qué tan presente está cuando está con él. Para demostrar hábitos saludables, deje de usar su teléfono cuando hable con otras personas, reserve tiempo para tener momentos sin dispositivos (como durante las comidas familiares) y muestre cómo tomar descansos de las pantallas.

Aunque todavía no tienen edad suficiente para usar las redes sociales, muchos estudiantes de la escuela primaria y preadolescentes tienen acceso a ellas por medio de amigos, de sus propias cuentas o de las cuentas de sus padres, y algunas investigaciones han empezado a explorar cómo las usa este grupo de edad.

Demostrar un uso saludable de los medios digitales para sus hijos contribuirá en gran medida a que desarrollen buenos hábitos. Según algunas investigaciones, el “phubbing” (ignorar a los demás por estar en el teléfono) y la “tecnoferencia” persistente (cuando la tecnología interfiere con las interacciones sociales) pueden afectar las habilidades de funcionamiento ejecutivo de los niños más pequeños o reducir la interacción entre padres e hijos durante las tareas. Los preadolescentes que sienten que sus padres se distraen con frecuencia con la tecnología tenían más probabilidades de informar un mayor conflicto en las relaciones con sus padres y menores sentimientos de apoyo emocional de ellos.

  • Demuestre un comportamiento positivo en línea. Siga e interactúe con cuentas prosociales, y comparta contenido edificante o divertido (como videos de mascotas) con su hijo. Evita las publicaciones que ataquen a los demás o que muestren falta de amabilidad o conflicto.
  • Sea consciente del tiempo que pasa frente a la pantalla. Guarde su teléfono, idealmente en otra habitación, durante las comidas, las rutinas a la hora de acostarse y las actividades familiares.
  • Minimice las distracciones digitales durante el tiempo compartido. Evite revisar los dispositivos cuando vea una película, juegue un juego o asista a los eventos de su hijo.
  • Sepa que su atención importa. Según algunas investigaciones, el “phubbing” y las constantes interrupciones digitales (a veces llamadas “tecnoferencia”) pueden reducir la conexión entre padres e hijos y afectar la forma en que los niños usan los medios, y posiblemente crear un ciclo de uso problemático.
  • Pídale a su hijo su consentimiento antes de publicar sobre él. Si desea compartir fotos, videos o historias sobre su hijo en las redes sociales, consulte primero con él, sobre todo cuando se está haciendo mayor. Los preadolescentes mayores informan querer tener voz y voto en lo que se comparte sobre ellos. Pedir su opinión genera confianza, demuestra un comportamiento digital respetuoso y les ayuda a comenzar a pensar en cómo manejar su propia presencia en línea en el futuro.

Actuar como mentor de los niños de este grupo de edad significa hacerlos participar en conversaciones sobre cómo y por qué usan la tecnología, ayudarlos a pensar críticamente sobre lo que encuentran en línea y guiarlos a medida que asumen nuevas responsabilidades digitales. Configuren cuentas juntos, hablen sobre la preparación del dispositivo y manténgase comprometidos con las experiencias de su hijo, especialmente cuando se trata de problemas como el ciberacoso o la exposición a contenido para adultos. Cuando aborda estos momentos con franqueza y empatía, fomenta la confianza y le enseña a desenvolverse en la vida digital de una manera segura y saludable.

Los teléfonos inteligentes son herramientas poderosas. No son solo teléfonos, sino dispositivos conectados a Internet que ofrecen acceso casi ilimitado a personas, contenido y plataformas. Si bien muchas familias introducen un primer teléfono inteligente alrededor de los 10 años para la seguridad y la comunicación, es importante centrarse en la preparación de su hijo, no solo en cuántos años tiene o la presión de grupo.

  • Hable antes de comprar. Establezca expectativas para hitos que su hijo pueda alcanzar para mostrar que es lo suficientemente maduro para tener un dispositivo, en lugar de solo considerar la edad y si sus amigos tienen un teléfono inteligente. Hable con su hijo sobre por qué quiere el dispositivo, cómo lo usará y qué reglas sobre el uso tanto usted como él consideran apropiadas una vez que el dispositivo sea suyo.
  • Use la preparación como guía, no la edad. Identifique comportamientos o responsabilidades que demuestren que su hijo está preparado para un dispositivo, como seguir las reglas de tiempo frente a la pantalla, usar un lenguaje respetuoso en línea o completar las tareas escolares sin recordatorios.
  • Deje que sea más independiente poco a poco. Comience con contraseñas compartidas y controles regulares. A medida que su hijo demuestre responsabilidad, modifique su enfoque para darle más autonomía con el tiempo.
  • Considere comenzar con algo más pequeño. Un teléfono plegable o un reloj inteligente con solo capacidad de voz/texto y controles parentales (como contactos de emergencia o GPS) puede ser un excelente primer paso. Presénteselo como una oportunidad para ganarse un teléfono inteligente demostrando madurez.
  • Demuestre los límites. Un estudio mostró que las aplicaciones de monitoreo/control parental enviaron la mayoría de las notificaciones a los usuarios jóvenes de teléfonos inteligentes durante el horario escolar, así que asegúrese de configurar las notificaciones para evitar interrupciones innecesarias. Evite enviar mensajes de texto o llamar a su hijo durante el horario escolar a menos que sea urgente. Hacerlo refuerza la idea de que el tiempo escolar es para aprender, no para el uso casual de dispositivos.
  • Administre las notificaciones. Si usa aplicaciones de control parental, desactive las alertas innecesarias durante el día escolar. Use herramientas como “no molestar” o configuraciones de tiempo de inactividad para limitar las aplicaciones que tienen notificaciones visibles en los dispositivos, con el fin de reducir la distracción constante.

Aprenda más en nuestro artículo Family Guide to a Child’s First Cell Phone (Guía familiar para el primer teléfono celular de un menor).

A medida que los estudiantes de primaria y los preadolescentes se vuelven más independientes, también se vuelven más capaces de razonar y comprender los límites. Apoyar la creciente independencia de su hijo mientras sigue estableciendo reglas sobre el tiempo y el contenido puede disminuir el riesgo de un uso problemático de los medios. Usted aún puede tomar la decisión final, especialmente cuando surgen preocupaciones sobre la seguridad, el contenido o el tiempo frente a la pantalla. Cuando los niños se sienten escuchados y entienden el razonamiento que usted presenta, es más probable que acepten y sigan las reglas, es menos probable que se involucren en el uso secreto o problemático de los medios, y le da a usted la oportunidad de demostrar una toma de decisiones reflexiva.

  • Hable sobre el “por qué”. Pregúntele a su hijo por qué quiere usar una aplicación o un dispositivo en particular y exprese sus propios pensamientos o inquietudes. Si aún no está seguro, busque recursos o guías parentales para ese producto o aplicación, y establezca límites o agregue controles parentales.
  • Reconozca su perspectiva. Aunque diga que no, hágale saber que ha considerado su punto de vista. Sentirse escuchado puede reducir la resistencia.
  • Equilibre la libertad con la orientación. Apoye su creciente independencia permitiendo opciones apropiadas para su edad dentro de límites claros.
  • Sea transparente sobre las decisiones. Explique cómo y por qué ha tomado la decisión final, para que entienda que se basa en querer cuidarlo, no en controlarlo.

Los estudiantes de primaria y los preadolescentes aprecian los límites y la equidad; quieren recibir el apoyo de sus padres para poder navegar por hitos digitales como tener un teléfono inteligente. Los niños de esta edad son muy conscientes de los patrones de comportamiento aparentemente hipócritas de los adultos (por ejemplo, un padre que no permite que su hijo juegue videojuegos pero pasa horas haciéndolo él mismo) y desafiarán las reglas que consideran injustas.

En un acuerdo compartido de uso de medios se describe cómo todos los miembros del hogar (niños y adultos) usan los dispositivos, como televisores, tabletas, teléfonos inteligentes, computadoras y consolas de juegos. Cuando los niños ayudan a dar forma a las reglas y ven que los adultos también las siguen, ello genera confianza y fomenta hábitos digitales saludables.

  • Haga que sea una actividad familiar. Siéntense juntos para crear un acuerdo de medios que abarque cómo y cuándo se usará cada tipo de dispositivo.
  • Incluya la opinión de su hijo. Pídale su perspectiva e incluya reglas que reflejen sus necesidades e ideas, no solo las decisiones de los adultos.
  • Establezca expectativas para todos. Es más probable que los niños sigan los límites cuando ven que los adultos demuestran el mismo comportamiento.
  • Establézcalo por escrito. Haga que cada miembro de la familia firme el acuerdo y muéstrelo en algún lugar visible como recordatorio.
  • Revise y actualice regularmente. A medida que su hijo crezca y adquiera más responsabilidades, revise el acuerdo para ajustar las expectativas juntos.

Muchas aplicaciones, juegos y servicios de streaming requieren cuentas con configuraciones de privacidad y permisos de uso específicos, sobre todo para los usuarios más jóvenes. En lugar de crear estas cuentas para su hijo o dejar que lo haga por su cuenta, es importante hablar sobre las consideraciones de privacidad y seguridad de los espacios de Internet y configurar cuentas juntos. Esto le permite analizar las decisiones clave, explicar las consideraciones de seguridad y establecer expectativas compartidas.

Algunas plataformas ofrecen opciones de cuentas familiares o grupales, que facilitan la administración de la privacidad, el tiempo en pantalla y los límites de contenido. Esta configuración se puede ajustar con el tiempo a medida que su hijo crece y desarrolla habilidades digitales más sólidas.

  • Creen cuentas juntos. Siéntese con su hijo para explicarle la configuración de la cuenta y los ajustes disponibles. Explique qué significa cada ajuste y por qué es necesario implementar ciertos permisos o restricciones.
  • Hable abiertamente sobre privacidad y seguridad. Hable sobre quién puede ver su información y actividad, qué tipo de contenido puede encontrar y qué hacer si algo que ve lo hace sentir incómodo o inseguro.
  • Use la configuración familiar o infantil. Elige plataformas con funciones familiares integradas o cuentas infantiles que le permitan ajustar los controles de privacidad y límites de tiempo de forma adecuada a la edad.
  • Vuelva a revisar la configuración a medida que su hijo crezca. Hágale saber a su hijo que la privacidad y los límites de tiempo cambiarán a medida que demuestre responsabilidad, y hágalo participar en la revisión de esos cambios.

A medida que las relaciones con los compañeros se vuelven más centrales en la escuela primaria y secundaria, los niños pueden enfrentarse al acoso escolar y a comportamientos excluyentes, como el ostracismo o el rechazo, tanto en persona como en línea. A esta edad, los niños pueden cambiar de rol: pueden ser la víctima de acoso escolar, el acosador, un espectador o todo lo anterior en diferentes momentos.

El ciberacoso puede tener graves consecuencias emocionales. Los niños que son víctimas corren un mayor riesgo que sus compañeros de sufrir depresión y ansiedad y pueden parecer ansiosos o alterados después de estar en línea; pueden revisar obsesivamente su dispositivo, esconderlo cuando pasan sus padres, alejarse de amigos y familiares o alterarse después de estar en línea o cuando se les pide que se desconecten. Las conversaciones abiertas y continuas pueden ayudarlo a reconocer las señales de advertencia y brindarle a su hijo las herramientas para desenvolverse en situaciones difíciles.

  • Cree un espacio seguro. Hable con su hijo sobre lo que ve y escucha, tanto en línea como en la escuela. Pruebe con ejemplos como estos: “Escuché de un amigo que hay mucho ciberacoso en la escuela de su hijo. ¿Eso sucede en tu escuela?” o “¿Qué harías si eso le sucediera a un amigo?”.
  • Esté atento a las señales de alerta. Si su hijo parece inusualmente retraído, reservado con respecto a su dispositivo o alterado después de conectarse a Internet, hable con él con calma y sin juzgarlo.
  • Hable sobre qué hacer y a quién contarle. Ayude a su hijo a identificar adultos de confianza a los que pueda recurrir si es víctima o testigo de acoso, ya sea en línea o fuera de línea.
  • Sea claro sobre los próximos pasos. Infórmele a su hijo lo que sucederá si reporta un caso de ciberacoso y asegúrele que su objetivo es apoyarlo, no castigarlo.
  • Tome medidas cuando sea necesario. Si se entera de un caso de acoso escolar, repórtelo a las autoridades correspondientes (como el personal de la escuela o los moderadores de la plataforma) y hable con su hijo sobre cómo puede ser parte de la creación de un entorno más seguro para los demás.

Obtenga más información sobre cómo reconocer y tratar el ciberacoso en nuestra Family Guide to Cyberbullying (Guía para familias sobre el ciberacoso).

A medida que los niños entran en la pubertad, es natural que sientan curiosidad por el sexo y sus propios cuerpos en desarrollo. Con el acceso a Internet, muchos niños buscan respuestas en línea, y a menudo se topan con pornografía antes de estar emocionalmente listos para interpretar lo que ven. De hecho, según algunas investigaciones, muchos niños ven pornografía por primera vez al final de la escuela primaria, a veces por accidente y a veces intencionalmente.

En un estudio reciente sobre las experiencias de los adolescentes con la pornografía, solo 1 de cada 3 informó que solicitó consentimiento y más de la mitad dijo haber visto pornografía violenta o agresiva, lo que hace que las conversaciones sobre la realidad del comportamiento sexual sean fundamentales antes de que su hijo llegue a una edad en la que explorará su sexualidad como adolescente o adulto joven.

Si bien estas conversaciones pueden resultar incómodas tanto para los padres como para sus hijos, el diálogo anticipado y sincero puede ayudar a su hijo a desarrollar actitudes saludables sobre el sexo, las relaciones, el consentimiento y el respeto. Esperar hasta la adolescencia puede ser demasiado tarde: para entonces, la información errónea o el contenido dañino ya pueden haber moldeado sus puntos de vista.

  • Inicie la conversación con antelación. Considere la curiosidad de su hijo como algo normal y facilítele acceso a información precisa sobre la sexualidad y el comportamiento sexual, ofreciéndole información adecuada para su edad y basada en hechos sobre el sexo y las relaciones, sin vergüenza.
  • Hable sobre los aspectos en los que la pornografía se equivoca. Explique que gran parte de lo que se muestra en la pornografía es inexacto o dañino, y que a menudo retrata la cosificación de las mujeres, la falta de consentimiento, agresiones o un comportamiento sexual poco realista. Ayude a su hijo a comprender que las relaciones reales se basan en el respeto mutuo, la confianza y el cuidado.
  • Normalice las preguntas. Hágale saber a su hijo que puede acudir a usted si tiene preguntas, aunque sean incómodas o difíciles. Dejar un espacio para el diálogo fomenta la confianza y reduce el secretismo.
  • Introduzca el concepto de consentimiento. Incluso antes de que su hijo sea sexualmente activo, ayúdelo a comprender que toda actividad sexual, en línea o en la vida real, requiere un acuerdo claro y mutuo.
  • Hable sobre el sexteo si es relevante. Si su hijo usa un dispositivo conectado, comience a hablar sobre los riesgos y las realidades del sexteo (consulte la sección de prácticas recomendadas para adolescentes y adultos jóvenes para obtener orientación).

A medida que su hijo comienza a explorar los espacios digitales de manera más independiente, sigue necesitando su apoyo y supervisión. El monitoreo a esta edad consiste en establecer expectativas claras, mantenerse conectado con lo que su hijo está haciendo en línea y guiarlo para que tenga hábitos tecnológicos saludables y respetuosos.

Cuando su hijo comienza a usar un nuevo dispositivo, aplicación o plataforma, es importante establecer desde el principio que usted tendrá acceso a sus cuentas. No se trata de una supervisión constante, se trata de enseñar responsabilidad, generar confianza y ayudar a su hijo a desarrollar hábitos saludables en espacios digitales cada vez más públicos.

A medida que su hijo crece y avanza hacia el uso de más plataformas sociales, es esencial que comprenda que lo que dice y hace en línea puede ser visto por otras personas y puede tener consecuencias duraderas.

  • Establezca el acceso a las cuentas con antelación. Indíquele a su hijo que no revisará sus cuentas y dispositivos constantemente, pero se mantendrá involucrado mientras aprende a regular su propio comportamiento. Hable abiertamente sobre cómo las acciones en línea pueden ser públicas y duraderas, y por qué es importante demostrar un comportamiento respetuoso y responsable, aunque nadie esté mirando.
  • Manténgase curioso y haga controles regularmente. Deje en claro que su rol como su cuidador es guiar, no espiar. Pregúntele cómo pasa su tiempo en línea, qué disfruta y si algo le ha incomodado. Estas conversaciones generan confianza y ayudan a su hijo a desarrollar autoconciencia, empatía y buen criterio.

Los juegos son una de las actividades digitales más populares para los estudiantes de primaria y los preadolescentes, no solo para entretenerse, sino como una forma para que los amigos pasen el rato juntos o hablen mientras juegan juntos. Muchos niños también ven contenido de juegos en plataformas como YouTube. Por ejemplo, el 32 % de los niños de 6 a 8 años vieron contenido de YouTube relacionado con Minecraft, y aunque solo el 9 % de las niñas en este rango de edad lo hicieron, ese porcentaje aumenta al 43 % para las niñas de 9 a 12 años. Esto demuestra que los juegos no implican solo jugar, también representan una actividad social y cultural que se presenta de forma diferente según los grupos de edad y géneros.

Los videojuegos también pueden ofrecer una oportunidad de estrechar lazos y de compartir estrategias de afrontamiento para las familias. A los niños les encanta compartir lo que saben, y enseñar a los padres a jugar ayuda a reforzar la confianza y a construir relaciones.

Algunos de los juegos más populares para este grupo de edad son los juegos de acción, que pueden incluir contenido violento. Las investigaciones sobre sus efectos son mixtas, y muestran efectos negativos a corto plazo sobre la agresión, la empatía y el rendimiento escolar, pero también sugieren que los juegos orientados a la acción pueden tener efectos positivos en la atención y el aprendizaje.

Según algunos estudios recientes, la forma en que se juega el juego, no solo el contenido, desempeña un papel importante en sus efectos. Por ejemplo, los estudiantes de primaria mayores y los preadolescentes que jugaron Fortnite juntos exhibieron comportamientos más prosociales que sus compañeros que habían jugado solos o jugado un juego de pinball no violento.

  • Muestre interés en lo que está jugando. Pregúntele a su hijo qué juegos disfruta, qué le gusta de ellos y con quién juega. Use esto como un trampolín para comprender sus intereses e interacciones en línea.
  • Jueguen juntos. Juegue con su hijo, especialmente si está jugando juegos sociales o multijugador como Minecraft, Roblox o Fortnite. Deje que le enseñe a jugar y haga preguntas durante el juego (“¿Qué hago ahora?” o “¿Por qué te gusta esta parte?”). A los niños les encanta ser los expertos, y esta experiencia compartida genera confianza.
  • Tenga cuidado con el contenido de los juegos. Evite los juegos violentos con niños más pequeños. Si permite que un preadolescente jueguenjuegos de acción o de combate, háganlo juntos. Observe cómo se comporta durante y después del juego, y tenga conversaciones sobre lo que sucede en la pantalla. Hable sobre lo que es realista, lo que se exagera y cómo el juego lo hace sentir.
  • Céntrese en cómo juega, no solo en qué juega. Según algunas investigaciones, jugar socialmente, sobre todo con amigos o familiares, puede promover un comportamiento prosocial más que jugar solo, incluso en algunos juegos de acción. Preste atención a cómo su hijo interactúa con los demás mientras juega y apoye los hábitos que promueven la conexión, la creatividad y la amabilidad.

A medida que su hijo se vuelve más capaz e independiente, necesita apoyo para desarrollar habilidades digitales que trasciendan el uso básico. Para ayudarlo a desarrollar hábitos de aprendizaje saludables, cree espacios libres de distracciones y establezca límites en torno al uso de la pantalla durante las tareas. Hablar juntos sobre anuncios, influencers y redes sociales desarrolla la alfabetización mediática y el pensamiento crítico. Además, alentarlo a reflexionar sobre sus elecciones, tomar decisiones reflexivas y aprender de los errores le ayuda a desarrollar confianza y tomar posesión de su vida digital.

Las tareas presentan una excelente oportunidad para desarrollar hábitos de concentración y autorregulación, incluso en los primeros años de escolarización. Hacer varias cosas a la vez con los medios, incluso en segundo plano, como hacer las tareas en una laptop con la televisión encendida, puede tener efectos negativos en los resultados académicos de su hijo, como la calidad de su trabajo o sus notas; es difícil que se concentre en lo que está trabajando si está viendo su programa favorito.

  • Cree un espacio para las tareas libre de distracciones. Establezca un área tranquila y cómoda con buena iluminación para que su hijo haga las tareas escolares. Mantenga los televisores apagados y evite el ruido de fondo que pueda desviar su atención.
  • Establezca expectativas claras sobre el uso de las pantallas durante el tiempo de estudio. Para ayudar a su hijo a concentrarse, coloque los teléfonos y las tabletas en otra habitación y apague los dispositivos innecesarios. Si es necesario utilizar una laptop para hacer la tarea, establezca límites sobre cómo debe usarse.
  • Establezca reglas para los dispositivos proporcionados por la escuela en el hogar. Muchos niños ahora traen a casa laptops o tabletas proporcionadas por la escuela, que están destinadas al aprendizaje, pero que pueden resultar tentadoras para el entretenimiento. Según algunas investigaciones, el uso de estos dispositivos para fines no escolares puede afectar negativamente el aspecto académico y aumentar los conflictos familiares. Hable con su hijo sobre cuándo y cómo se pueden usar estos dispositivos en casa.

A medida que crecen, los niños comenzarán a desarrollar una comprensión más profunda de la publicidad, los influencers y la desinformación. Pero puede ser difícil para muchos jóvenes (incluso después de la escuela secundaria) descifrar lo que las personas, las empresas o los productores detrás de las campañas publicitarias o de información quieren que hagan (por ejemplo, comprar ciertos productos) o crean (por ejemplo, información errónea o desinformación). El desarrollo de competencias de alfabetización mediática a medida que los niños crecen, comenzando temprano en el uso de los medios, puede seguir beneficiándolos a medida que comienzan a interactuar con una variedad más amplia de dispositivos y plataformas.

  • Miren los medios e interactúen juntos con ellos. Cuando ven juntos programas de televisión, anuncios, videos de YouTube y redes sociales, usted puede demostrar y fomentar el pensamiento crítico en tiempo real.
  • Haga preguntas sobre la publicidad. Cuando aparezca un anuncio, pregunte: “¿Qué crees que este anuncio está tratando de hacer que hagas?”, “¿Quién lo hizo?” y “¿Qué lo hace interesante o no?”.
  • Exploren juntos los mensajes persuasivos. Cuando se encuentre con un anuncio político, una publicación de influencers o una noticia, pregúntele: “¿Quién crees que creó esto?”, “¿Qué quieren que pienses o creas?”, “¿Estás de acuerdo? ¿Y por qué o por qué no?”.
  • Señale en qué casos los medios están tratando de vender algo o influir en las personas. Ayude a su hijo a reconocer la colocación de productos, el contenido patrocinado y las tácticas emocionales utilizadas para dar forma a creencias o comportamientos.
  • Busquen fuentes juntos. Si en una publicación o un video se hace una afirmación, enséñele a su hijo a verificar los hechos utilizando sitios web de confianza o comparando fuentes para detectar sesgos.

Aprenda más sobre alfabetización mediática y ciudadanía digital en nuestro Resumen de investigación.

Cuando están en línea, incluso los hijos de los padres más involucrados se encontrarán tomando decisiones rápidamente y, a menudo, por su cuenta. Puede ayudarlos a tomar decisiones saludables desarrollando sus habilidades para tomar decisiones tanto en línea como en la vida real.

  • Anímelo a hacer listas de pros y contras cuando se enfrente a una decisión. Pídale que considere cuáles podrían ser los beneficios positivos de un camino en particular y cuáles podrían ser las posibles consecuencias negativas de ese mismo camino. Ayúdelo a analizar sus cálculos sobre en qué casos los beneficios pueden superar a los aspectos negativos.
  • Comparta su propio proceso de toma de decisiones. Por ejemplo, cuando usted se enfrenta a una decisión, incluso sobre cosas mundanas como qué ponerse, puede hablar con su hijo sobre lo que está considerando, por qué y cómo llegó a su elección final.
  • Déjelo cometer errores que no supongan un peligro. Los videojuegos son un medio para practicar cometer errores y recuperarse de ellos sin consecuencias peligrosas. Pregúntele a su hijo qué salió mal y qué podría hacer de manera diferente la próxima vez. Los niños mayores pueden ser capaces de hablar sobre cómo podrían aplicar este aprendizaje a otras situaciones.

Los niños mayores y los preadolescentes pueden ser particularmente vulnerables a comparar su apariencia no solo con sus compañeros, sino también con imágenes cuidadosamente elaboradas —y a menudo editadas— que ven en Internet. Cuando los preadolescentes hablan con sus amigos sobre la apariencia, ello puede tener como consecuencia niveles más altos de internalización de los ideales de los medios de comunicación sobre cómo sienten que deberían lucir y hacerlos más propensos a la vigilancia de su propio cuerpo y a la cosificación de ellos mismos.

Si bien se han llevado a cabo iniciativas para identificar imágenes y videos editados, algunas investigaciones preliminares sugieren que no son tan efectivas para ayudar a los preadolescentes. Sin embargo, para los estudiantes de primaria y los preadolescentes, las intervenciones para la alfabetización mediática interactivas y específicas para cada sexo pueden ayudar a reducir algunos de los efectos que los medios tienen en la imagen corporal y en los comportamientos sobre control de peso poco saludables.

  • Miren juntos las redes sociales y hablen sobre lo que ven. Miren juntos el contenido de las redes sociales y pregúntele a su hijo cómo lo hace sentir. Anímalo a reflexionar sobre cómo las imágenes en línea suelen estar preparadas o editadas.
  • Ayúdelo a cuestionar lo que es real. Los niños mayores pueden comenzar a comprender que lo que ven en línea ha sido creado para una audiencia y no siempre refleja la realidad. Recalque que en las imágenes suelen utilizarse filtros, poses o modificaciones digitales.
  • Hable sobre la presión de verse de cierta forma y la influencia de los compañeros. Hágale saber a su hijo que es normal sentirse inseguro acerca de su apariencia, pero también que compararse con imágenes idealizadas puede tener un efecto emocional real. Fomente una conversación abierta sobre la imagen corporal, la autoestima y los mensajes de los medios.

Las plataformas de redes sociales recopilan datos personales de los usuarios, por lo que la ley federal prohíbe esta recopilación de datos para niños menores de 13 años. Sin embargo, a pesar de esta protección, algunas investigaciones muestran que el 38 % de los niños de 8 a 12 años han usado las redes sociales y el 18 % informa que las usan todos los días.

Si bien las redes sociales pueden ofrecer conexión y expresión creativa, también exponen a los niños a información errónea, acoso, contenido hipersexualizado y otras influencias posiblemente dañinas. Algunos niños pueden estar listos para comenzar a explorar estas plataformas en la escuela secundaria, mientras que otros pueden beneficiarse de retrasar el acceso hasta que estén más preparados emocional y socialmente.

Si bien la mayoría de los niños en estos grupos de edad aún no usan las redes sociales, según algunas investigaciones, aquellos que comienzan a usar plataformas como Snapchat e Instagram antes de los 10 años tenían más probabilidades de tener comportamientos digitales problemáticos que aquellos que comenzaron como preadolescentes o adolescentes; no obstante, muchos usuarios más jóvenes también participaban en comportamientos digitales positivos. Si su hijo usa las redes sociales antes de los 13 años, es esencial un monitoreo cercano, una orientación sólida y una comunicación abierta.

  • Retrase el acceso si su hijo no está listo. Las redes sociales no son un hito del desarrollo ligado a la edad. Antes de crear una cuenta, tenga en cuenta la madurez emocional de su hijo, su capacidad para manejar la presión de sus compañeros y su disposición a hablar sobre sus experiencias en línea, aunque tenga 13 años o más.
  • Establezca reglas y expectativas claras. Si su hijo está usando las redes sociales, hable con él sobre cómo se deben y no se deben usar estas plataformas. Establezca límites en torno al tiempo, el contenido, la configuración de privacidad y el comportamiento respetuoso.
  • Supervíselo de cerca y manténgase involucrado. Los usuarios más jóvenes necesitan apoyo continuo. Cuando sea posible, revisen juntos el contenido, haga controles regulares y hágale saber a su hijo que puede acudir a usted si tiene preguntas o inquietudes sin temor a recibir un castigo.
  • Fomente conversaciones abiertas y sin prejuicios. Cree un espacio seguro para que su hijo hable sobre lo que está viendo en línea. Mantenga la calma si encuentra algo problemático y utilícelo como una oportunidad de aprendizaje para desarrollar la resiliencia digital.

Obtenga más información en nuestro artículo Family Guide to a Child’s First Cell Phone (Guía familiar para el primer teléfono celular de un menor).

Los medios digitales pueden ser una poderosa fuente de intención, creatividad y conexión para los niños. Desde aprender nuevas habilidades hasta expresarse a través del arte digital o videos, la tecnología puede ayudar a los niños a explorar sus intereses, fortalecer las relaciones y generar confianza. Pero como cualquier herramienta, la forma en que se usa es importante.

En lugar de centrarse únicamente en los límites de tiempo frente a la pantalla, ayude a su hijo a desarrollar una relación saludable con la tecnología fomentando un uso que le resulte útil y se ajuste a su personalidad. Hablen juntos sobre cuándo, cómo y por qué usa las pantallas, para que los medios se conviertan en algo que elija activamente, no en algo que elija por defecto.

  • Fomente los medios digitales para el aprendizaje y la exploración. Guíe a su hijo hacia los medios que suscitan la curiosidad, como videos científicos, juegos educativos, tutoriales de bricolaje o documentales sobre la naturaleza. Busque plataformas que fomenten las preguntas y el pensamiento crítico, y utilícelas como temas para iniciar una conversación.
  • Fomente el uso activo y creativo de las pantallas. Ayude a su hijo a usar la tecnología como una herramienta para crear, no solo para mirar. Ya sea programar, grabar música, construir algo en Minecraft o dibujar en una tableta, priorice las actividades digitales que fomenten la creatividad y la autoexpresión.
  • Use la tecnología para fortalecer las conexiones de la vida real. Muestre cómo las pantallas pueden unir a las personas. Deje que su hijo haga una videollamada con un primo que vive lejos, envíe un mensaje a un compañero de clase o comparta un proyecto creativo con uno de sus abuelos. Demuestre una comunicación reflexiva y respetuosa en línea.
  • Hable sobre lo que le importa a su hijo. Pregúntele a su hijo qué es lo que más disfruta de los medios que usa y cómo lo hacen sentir. Estas conversaciones pueden ayudarlo a reconocer en qué momento el tiempo frente a la pantalla le aporta alegría, conexión o aprendizaje, y en qué momento lo deja agotado o distraído.